posar ¿eso no basta para un novelista?

Monday, May 16, 2005

portugal

Cuando estuve en casa abrí el libro del escritor Portugués donde se encontraban algunas anotaciones absurdas que hacían referencia al tormento de haber conocido a Otoko. Mientras la niebla se desplomaba en el jardín de casa, tras el ventanal, pensé que Otoko no había sufrido por completo. Un sacrificio mediocre me había entregado, sin siquiera responder a las notas que le envié con su mucama durante años, o por lo menos no con la imediatez que yo esperaba. Los papeles que ella enviaba, decorados con acuarelas magnificas no me entregaron más allá de un "no". No. Comenzó la fina lluvia cotidiana de Kyoto y volví a imaginar las manos infantiles de la que fue mi amante, las manos frágilas que alguna vez se aferraron con súplica al amor que intentaban prodigarme mientras yo infringía el dolor que consideré necesario para que ella nunca me abandonara. para Otoko nunca hubo suficiente dolor.

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