posar ¿eso no basta para un novelista?

Monday, May 16, 2005

flor

¿dónde estás? soy un anciano viendo el movimiento de los demás mientras espero en un lugar cerrado. el lado cerrado de la realidad. muchas veces me he hecho la misma pregunta hasta que selecciono un ejemplar de la pila de revistas enviadas por correo. si tan sólo hubiera ella envejecido asquerosamente me sentiría bien. pero mi obra nunca tuvo un fin concreto con Otoko. para ella nunca fue suficiente. a los cuarenta años de edad luce un piel radiante, una figura esbelta, carnosa y los ojos inquisidores por los que alguna vez quise matarla. quiero matarla. su manera tradicional de manejar el óleo sobre tela la impulsó a la pelea de las cotizaciones. vive en un templo que me provoca fiebre. seguramente las tácticas sexuales que aprendió sumisamente a mi lado las aplica a sus amantes. cada flor que se abre en las páginas de la revista fue creada por ella. flores sin nombre que parecen en llamas. el carácter que adquirió su rostro no puedo soportarlo. mucho menos el prestigio de quien convertí con esmero en un animal de hambre y sed interminables. ahora aparece en las páginas centrales con su kimono intacto, enmarcada por jardines perfectos y un aire de sofisticación que, por haber sido yo su primer hombre, me denigra y humilla hasta que el ánimo se arrastra en la habitación en busca de aquella dirección que me conduciría hasta la hermosa Keiko. debo besar sus pies. debo, con urgencia, satisfacer la hoguera que me causa este enorme desprecio

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